¿BIO? ¿ECO? ¿CON FIBRA?
¿Son sinónimo de productos saludables estas tres denominaciones?
Vamos a poner un ejemplo:
En un supermercado te encuentras estas magdalenas, que indican ser las 3 cosas: bio, ecológicas y con fibra.
¿Qué interpretas?
Estoy comprando un producto natural que ha sido producido respetando el medio ambiente, con una calidad de nutrientes beneficiosa para la salud y, además, contiene mucha fibra, por lo que es bueno para mi salud.
¿Cuál es la realidad?
Vamos por partes:
– «BIO»: biológico. Que no haya sido tratado con ningún tipo de pesticidas o productos químicos que no sean naturales; que hayan sido cultivados respetando los ciclos propios de la naturaleza y que no sean trangénicos.
– «ECO»: ecológico. Los mismos requisitos que lo BIO:
– FIBRA: Importante leer el etiquetado para conocer de donde procede esa fibra y en que cantidad está.
Entonces, ¿es un buen producto?
Si leemos los ingredientes podemos ver que contiene:
– harina integral de trigo: 28%. Es una buena harina al ser integral, pero es muy poca cantidad.
– azúcar moreno: es exactamente igual que el azúcar blanco, no es más saludable por ser moreno.
– aceite de girasol: es un aceite refinado prooinflamatorio.
– huevos: ok.
– malta de trigo: trigo germinado y tostado, utilizado para dar más dulzor al producto.
– jarabe de ágave: es azúcar, no por ser siropes o jarabes de ágave son más naturales o sanos que el propio azúcar blanco.
En la tabla nutricional, podemos ver el contenido en fibra. Si cada magdalena pesa 35 gramos, contendrá 1 gramo de fibra.
Una cantidad insignificante y despreciable. No podemos comparar la cantidad de fibra de una fruta o verdura, con la de una magdalena.
¿Qué estamos consumiendo realmente?
Un producto ultraprocesado rico en azúcares y aceite de girasol con una cantidad casi nula de fibra.
Además, estaremos desplazando el consumo de frutas ricas en fibra, vitaminas y minerales.
ESTE ES UN EJEMPLO MÁS DE COMO LA INDUSTRIA ALIMENTARIA «NOS ENGAÑA» Y DE LA IMPORTANCIA DE LEER SIEMPRE LAS ETIQUETAS.